Viaje a la catarata El Salto del Calvo en Hojancha, la más alta de Centroamérica
Desde la parte inferior de la cascada se aprecia la verdadera grandeza de la naturaleza pero al mismo tiempo
la pequeñez del ser humano.Fotos por Henry Morales y Ariana Crespo
La catarata está en San Isidro de Hojancha, 14km al sur del centro del cantón, en dirección a la reserva de Monte Alto, un lugar de Guanacaste que pocos conocen. Ahí la generosidad de la naturaleza se aprecia en cada rincón, en el paisaje que se ve através de la ventana del carro y en la sonrisa del campesino que indica la dirección.
Carlos Gonzalez Vega nos recibe en su humilde casa con tres caballos y un machete en mano para iniciar la travesía. A unos 600 metros sobre el nivel del mar, entre los cultivos de limón dulce, yuca y calabaza, se observan grandes extensiones de bosque, parte del corredor biológico de Hojancha- Nandayure.
A sus 70 años, González trabaja todos los días en esta finca de 165 hectáreas. Hace 20 años que la inscribió como Refugio de Vida Silvestre, comprometiéndose con la protección y conservación del medio ambiente, animales, prevención de incendios y tala de árboles.
El descenso puede hacerse a pie o a caballo a través de senderos semi sombreados donde se ve una gran diversidad de flora y fauna. Si guarda silencio, con suerte verá pasar diferentes animales: venados, mapaches, armadillos y hasta manigordos.
“Por aquí anduvieron los zainos, tienen tanto espacio para andar y bajan por aquí a tomar agua”, comenta González mientras observamos las huellas frescas en el camino.Después de 40 minutos a caballo, el sonido del río Zapotal anuncia que estamos cerca. A lo lejos podemos ver la inmensidad del Salto del Calvo, dos imponentes caídas de agua separadas entre sí por 175mts las cuales miden 350 y 300 metros de altura, según la medición de un topógrafo en el año 2004.
Una vez en el río, nos refrescamos en el agua cristalina de la poza Azul que tiene unos cinco metros de profundidad y no baja mucho en esta época del año.
Siguiendo el camino del río, a 200 metros se encuentra la poza Divertida que tiene una forma de tobogán ideal para jugar un rato y deslizarse. Sin pensarlo dos veces, González se zambulle en el agua para refrescarse y con mucho entusiasmo nos invita a disfrutar de un masaje natural bajo la presión del agua.
Finalmente, al pie de las cataratas, es cuando logramos realmente apreciar la inmensidad de este paraíso virgen. El punto más alto casi no se distingue y la fluidez del agua llena de paz y tranquilidad. El cielo se empieza a oscurecer y es hora de volver, el regreso es a pie por el bosque, pues luego de una mañana como esta, me siento completamente renovada.
Se recomienda hacer una reserva con anticipacion.
Carlos Gonzalez Vega
8492-0894 50105398
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